Comer es hermoso. Tienes hambre y comes, y es necesario; es alimento. Pero luego hay dos tipos de personas. Algunas personas comen demasiado; comer demasiado significa que la cabeza ha entrado en ello. Cuando estás comiendo el cuerpo es siempre cuerdo.
El cuerpo siempre te dice: «Detente ahora». Te da una indicación de inmediato, una señal: «Es suficiente. ¡Detente ahora! No se necesita más, mis necesidades están satisfechas». Pero la cabeza dice: «Es tan sabroso, es tan delicioso... cómete un plato más». Es la cabeza, no es el cuerpo. El cuerpo está retrocediendo, el cuerpo está diciendo: «¡No!».
El cuerpo siempre es cuerdo. Y ésta es una de las cosas fundamentales de las que me gustaría hablarte. A través de las épocas, tus así llamados santos te han estado diciendo que el cuerpo es tu enemigo. No lo es; el cuerpo siempre es tu amigo. Si hay algún enemigo, es la cabeza, nunca el cuerpo. El cuerpo siempre es cuerdo. Obsérvalo.
Lo que estoy diciendo no es algo filosófico, estoy simplemente enunciando un hecho. Obsérvalo por ti mismo: si estás enfermo el cuerpo dice: «No comas». Pero la cabeza dice: «Si no comes te volverás débil. Muchas vitaminas son absolutamente necesarias; te pondrás pálido, no estarás fuerte». Ésa es la cabeza. El cuerpo está diciendo: «Estás enfermo, y comer será cargar el sistema innecesariamente. El sistema necesita descanso, es mejor no comer».
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