Mal y bien

Para el hombre sabio Para el hombre sabio mal y bien son ambos sumamente buenos. Ningún mal viene jamás de Dios; toda vez que te parezca ver un mal viniendo de él, harás mejor en verlo como un bien.

Para el hombre sabio, mal y bien son ambos sumamente buenos. Para el hombre sabio, el que sabe que todo es uno, ¿cómo podrá haber una distinción entre bueno y malo, entre el santo y el pecador? No hay posibilidad de que exista ninguna distinción. En el momento en que haces la distinción ya te has vuelto alguien que elige, has caído nuevamente en el mundo de la elección. Ya no eres más una consciencia sin elección: y de eso se trata la sabiduría.

...toda vez que te parezca ver un mal viniendo de él...

Y dado que el todo consiste sólo en Dios, ¿cómo puede haber algo malo? Pero a veces piensas que el mal está sucediendo...

... harás mejor en verlo como un bien.

Porque en algún lado debes estar equivocado, debe ser tu interpretación. Por ejemplo, alguien está muriendo. Ahora, la muerte parece mala. La muerte no es mala, y si parece mala es tu malentendido, sólo tu malentendido. Tú no sabes lo que es la muerte, en consecuencia parece ser mala. La muerte no es sino un cambio de vestimentas. Si alguien está tirando sus viejas vestimentas porque ha conseguido unas nuevas, ¿lo llamarías mal? Dado que sabes que tiene nuevas vestimentas y está tirando las viejas, realmente lo felicitarás.

No empezarás a sentirte apenado por él. Te sentirás feliz porque el pobre hombre finalmente ha conseguido nuevas vestimentas; las viejas se estaban poniendo realmente podridas.  Exactamente así es con la muerte. El cuerpo es un fenómeno compuesto, un día nace, un día es joven, un día envejece y un día tiene que morir. Es sólo una preparación.

La muerte es una preparación para un nuevo nacimiento. Aquellos que lo saben no dirán que la muerte es algo malo. Es buena, sumamente buena... todo depende de tus interpretaciones. son ambos sumamente buenos. Ningún mal viene jamás de Dios; toda vez que te parezca ver un mal viniendo de él, harás mejor en verlo como un bien.

Para el hombre sabio, mal y bien son ambos sumamente buenos. Para el hombre sabio, el que sabe que todo es uno, ¿cómo podrá haber una distinción entre bueno y malo, entre el santo y el pecador? No hay posibilidad de que exista ninguna distinción.

En el momento en que haces la distinción ya te has vuelto alguien que elige, has caído nuevamente en el mundo de la elección. Ya no eres más una consciencia sin elección: y de eso se trata la sabiduría.

 Toda vez que te parezca ver un mal viniendo de él...

Y dado que el todo consiste sólo en Dios, ¿cómo puede haber algo malo? Pero a veces piensas que el mal está sucediendo... Harás mejor en verlo como un bien.

Porque en algún lado debes estar equivocado, debe ser tu interpretación.
Por ejemplo, alguien está muriendo. Ahora, la muerte parece mala. La muerte no es mala, y si parece mala es tu malentendido, sólo tu malentendido. Tú no sabes lo que es la muerte, en consecuencia parece ser mala.

La muerte no es sino un cambio de vestimentas. Si alguien está tirando sus viejas vestimentas porque ha conseguido unas nuevas, ¿lo llamarías mal? Dado que sabes que tiene nuevas vestimentas y está tirando las viejas, realmente lo felicitarás. No empezarás a sentirte apenado por él. Te sentirás feliz porque el pobre hombre finalmente ha conseguido nuevas vestimentas; las viejas se estaban poniendo realmente podridas.  Exactamente así es con la muerte.

El cuerpo es un fenómeno compuesto, un día nace, un día es joven, un día envejece y un día tiene que morir. Es sólo una preparación. La muerte es una preparación para un nuevo nacimiento. Aquellos que lo saben no dirán que la muerte es algo malo. Es buena, sumamente buena... todo depende de tus interpretaciones.

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